En ocasiones miro hacia atrás y vuelvo a esos momentos de dolor desgarránte en los que no lograba ver la salida, momentos en los que llegué a desconocer quién era, momentos de pérdida de fe, de sentir los golpes de la muerte, de desesperación, del desamor… Fueron esos momentos precisamente los que cambiaron mi forma de vivir para siempre, los que marcaron mi vida y dieron luz a la conciencia de una fuerza interna que me era completamente desconocida.

La tempestad llegó después de haber conocido el deleite de un amor de pareja hermoso, ardiente, de completo compartir y aceptar. Después de amar y descubrir la armonía de la vida en familia, llegaron momentos difíciles, 

como un golpe a mi paz. 

Sin aviso alguno el abandono me tomó por sorpresa y, en medio del caos, abrí mi corazón, pedí y recibí ayuda; descubrí una cualidad especial del amor. Así, lo que fue dolor agudo se volvió al final gratitud. Mi respirar, mi perspectiva, mi manera de afrontar la vida es otra. Vivo en el presente y agradezco el amor con el que viene el día 

a día.

Comparto contigo mi vida impulsada por esta nueva fuerza, tal y como la viví: en carne propia y en carne viva. Valentina Luna es el nombre que escogí para narrar mi historia de amor sin filtros, sin prejuicios.